miércoles, 24 de noviembre de 2004

Los agraviados de Santa Fe


La inundación de Santa Fe provocó más de 150.000 damnificados directos. A dieciocho meses del desastre quedan numerosas cuestiones pendientes, entre ellas, la situación de 400 familias reubicadas en asentamientos precarios y el reclamo de justicia de las organizaciones de inundados.



Desde abril de 2003, cada veintinueve, la Plaza de Mayo se transforma en la cita obligada para muchos santafesinos. Más allá de la convocatoria que las organizaciones de inundados realizan cada mes, en el lugar quedaron clavadas –como símbolo poderoso – las veintitrés cruces que le recuerdan al poder político quienes son los verdaderos agraviados en esta castigada ciudad.

Para Daniel Belascuian, de la Carpa Negra de la Memoria y la Dignidad, “cada veintinueve tiene un significado diferente, porque de un mes a otro suceden cosas dentro de la ciudad que afectan a los inundados y que tienen que ver con la responsabilidad de los funcionarios de turno”. Para este vecino de barrio Barranquitas, los incidentes en el MAGIC demuestran que el ex gobernador Carlos Reutemann puede transformarse en una persona no grata para la ciudad, “y no se hace cargo de la responsabilidad que ha tenido en abril de 2003”.

Por ello, a dieciocho meses de la inundación, Gente Como Uno estuvo con los integrantes de la Carpa Negra de la Memoria y la Dignidad, para compartir su reclamo de “justicia y castigo para los responsables políticos del desastre y veamos que estén donde tiene que estar”.

De todos modos, Belascuain destaca como preocupante la situación psicológica y laboral de la gente afectada, particularmente el caso de los niños. “Han padecido cosas y tienen una manera muy particular de expresarse que no son con palabras sino que son con acciones. El niño a veces esta violento, esta rebelde, no hace los deberes, se deprimen y no tienen la facilidad de contarlo como un adulto. Esta es una problemática que no se ha tocado a fondo”.

Sentado frente a la carpa en Plaza de Mayo, Belascuain recuerda su caso personal. Nos cuenta que todavía no ha podido recuperar lo perdido en la inundación. “Yo llegue a Santa Fe en el año 1990 con una mano atrás y otra adelante, como consecuencia de otra política de gobierno como fue el Plan Primavera y todo ese despiole. Forme una familia, tuve una casa y todo lo necesario para vivir. Después del 29 de abril quede otra ves con una mano atrás y otra adelante”.

De cara a quienes pretenden denigran el reclamo de los inundados, Belascuian sostiene que muchos dirigentes se confunden. “Creen que nosotros queremos más plata. Si ya cobraron, si ya les pagaron, ¿qué quieren?. Y la cosa no es así, la plata es una parte importante en la vida de las personas pero no es todo. Esta la otra parte que quieren ocultar. La justicia y la responsabilidad que ellos tuvieron. El daño moral y psicológico que le hicieron a cada familia, no se paga con plata, no tiene precio”.

Los asentamientos

Las viviendas para inundados se inauguraron a las apuradas sin luz, sin agua y sin servicios sanitarios. Fueron levantadas en cuatro barrios ubicados en La Tablada, Callejón Roca y Aristóbulo del Valle, Las Delicias y Loyola Norte. Allí habitan 380 familias de los barrios más pobres castigados por la inundación. Originalmente eran 400, pero muchos fueron expulsados por la inseguridad, usurpadores o directamente espantados por las indignas condiciones de vida a las que estaban sometidos.

Presionado por varios frentes, el intendente Martín Balbarrey anunció obras y adquisiciones en julio del presente año. Sin embargo, el tiempo sigue pasando, y lo único que se ha resuelto es una provisión precaria de agua corriente y la entrega de ladrillos para la construcción de los pozos negros. No hay alumbrado público, cunetas, ni tendido eléctrico. Todas las casas están enganchadas y en los días de gran consumo el riesgo de colapso o incendio aumenta.

Esta situación fue reconocida por Alfredo Migone, Director del Instituto Municipal de la Vivienda, cuando fue consultado por LT9. “En este momento se están construyendo los pozos negros con un plan nacional que se llama Componente Material, donde la municipalidad esta trabajando con Jefes y Jefas de Hogar para darle el pozo negro a cada una de las viviendas. En marzo se les entrego a los beneficiarios el material y se fue cumpliendo con los servicios que habían quedado pendientes, ya sea agua corriente, ahora el pozo negro. Ahora estamos pidiendo a la EPE que provea los medidores comunitario o sociales para que tengan arreglado el tema de la energía eléctrica”.

Sin embargo, el panorama encontrado por Gente como uno en uno de estos barrios es bien distinto al descrito por el funcionario. En Loyola Norte viven 84 familias en viviendas construidas a partir de los “módulos evolutivos” provistos por la Cruz Roja. En pocos casos se pudo incorporar una nueva habitación de material al cubículo de plástico original. Varios pozos negros se encuentran sin tapa llenos de basura. La instalación eléctrica es muy precaria y todos los vecinos están enganchados. No existen cunetas y las calles comenzaron a ser perfiladas la semana pasada.

En el caso de Maria Soledad Heredia, la conexión de agua llega a la vereda, ya que, le falto dinero para llevar una canilla al interior de su vivienda. Todas las necesidades de la familia se resuelven acumulando agua en un tanque de fibrocemento ubicado en el dormitorio. El pozo negro lo terminaron hace poco tiempo. Pero los baños químicos todavía son utilizados pese al estado deplorable en que se encuentran. Según nos cuenta Maria Soledad, algunos vecinos vendieron los materiales entregados por la municipalidad “porque no tienen para comer”.

Pese a estas dificultades, la joven no pierde las esperanzas que el barrio pueda progresar, aunque admite que todavía los vecinos no están muy unidos. “Entre nosotros hay miedo”, nos dijo, “pero yo decidí salir a pelear”.

Autor: Pablo Bosch para "Gente como uno" Canal 9 Litoral

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